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lunes, 5 de agosto de 2013

Voto joven: Una responsabilidad de todos. Desafíos e implicancias para el año electoral


El 31 de octubre de 2012 la Cámara baja convertía en ley el proyecto que extiende el derecho de votar a los jóvenes de 16 y 17 años. Con 131 votos a favor, 2 en contra y 1 abstención quedó establecida la norma que si bien obliga a votar a todas las personas a partir de los 16 años, exime de la sanción en caso de no cumplir, a los menores de 18 y a los mayores de 70. Más allá de esta vuelta de tuerca utilizada para respetar la Constitución nacional, lo cierto es que en la práctica el nuevo derecho es optativo para todos aquellos jóvenes que a partir de los 16 años deseen dar su voto y contribuir a la construcción de una ciudadanía responsable y democrática.

Que la ampliación de derechos, sea cual fuere el tema en cuestión, es siempre un hecho para festejar y enorgullecerse, no cabe duda. La extensión de la franja etaria en el voto electoral significa un hecho histórico en la vida de los países latinoamericanos, siendo Argentina el cuarto país, después de Brasil, Ecuador y Cuba, en impulsar y aprobar el proyecto. Sólo aquellos que poseen una visión elitista de la construcción social o quienes buscan un proyecto de país con participación real de unos pocos, pueden estar en desacuerdo.   
Ahora bien, este nuevo acontecimiento trae aparejado una serie de deberes y responsabilidades que involucra a todo el conjunto de la sociedad. No es casual que el número de jóvenes que están realizando el trámite del DNI para poder votar, fue aumentando gradualmente a la par que las encuestas fueron mostrando un cambio cualitativo en el interés que los chicos tienen sobre el tema.

Es fundamental que las organizaciones sociales, las escuelas secundarias y todos los espacios generados por y para los jóvenes, realicemos un trabajo conjunto de concientización, formación política y educación en democracia para que el nuevo derecho adquirido no quede relegado a la fracción de jóvenes ya politizada y partidaria, sino que implique una real inclusión de todos los potenciales votantes. Es imprescindible que esta sea una oportunidad y un impulso para que los chicos asuman compromisos que se traduzcan en un mundo futuro con mayor involucramiento social donde la promoción comunitaria sea un modo de vida de jóvenes y adultos.

Que el nuevo derecho devenga en construcción de caminos solidarios con compromiso político y no en oportunismo partidario, depende hoy de todos aquellos que creemos en los jóvenes como protagonistas de la historia no solo futura sino presente. Llevar a cabo acciones concretas, escuchar sus demandas y necesidades, brindarles herramientas para que ellos desarrollen la capacidad de análisis y crítica social, es la mejor manera que tenemos para contribuir a este proyecto. Dejarlos pensar por sí mismos, elegir, motivar y enseñar que la vía democrática es la forma que tenemos de construir el mundo que soñamos.    


Esta coyuntura nos llama al trabajo mancomunado de todas las instituciones socioeducativas integradas por y para los jóvenes. Y presenta una camino para lograr nuestras misiones que tienen que ver con fomentar e incrementar la participación juvenil en la vida socio-política ayudándolos a construir un protagonismo responsable y comprometido con su entorno y sociedad. 

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