El 5 de marzo falleció a los 58 años Hugo Rafael Chávez Frías, presidente
de la República Bolivariana de Venezuela, tras varios meses de luchar contra un
cáncer de colon que le había sido diagnosticado a mediados del 2011. Personaje
controvertido que sin lugar a dudas se convirtió en todo un símbolo de apertura
a la organización popular y de democratización de una sociedad que tenía una
cuarta parte de su población en extrema pobreza, un millón y medio de
personas analfabetas, un 54% de los trabajadores por fuera de la legalidad, una
política petrolera depredatoria del medio ambiente y una fuerte dependencia
económica de Estados Unidos y Colombia.
Hoy, las TIC permiten que se construya un debate internacional atravesado
por todos los matices ideológicos. Desde los medios formales hasta los medios
alternativos se instala el análisis y la discusión acerca de qué fue, qué es y
que será del chavismo y cómo impactará la ausencia de Hugo Chávez en el nuevo
mapa político de Venezuela y de toda América Latina.
Sin embargo, más allá de las opiniones acerca de las formas y las
repercusiones de tan influyente personaje, existe un innegable mar de políticas
sociales que en trece años de mandato modificaron, revolucionaron y ampliaron
los derechos de las mayorías a partir de la refundación constitucional del país.
Varios de los avances más importantes y destacados en materia de políticas
públicas y derechos adquiridos, se encuentra en el campo educacional.
Una de las primeras medidas adoptadas desde el Ministerio del Poder Popular
para la Educación fue la aplicación del método cubano de alfabetización “Yo sí
puedo”. El plan abarcó a todos
los sectores incluyendo dos mil 725 reclusos, 70 mil indígenas en sus idiomas
ancestrales y en castellano, así como siete mil 154 personas con discapacidad
auditiva y visual. La medida se implementó con un éxito tal, que en el año
2005, la República Bolivariana de Venezuela fue declarada Territorio Libre de
Analfabetismo por la UNESCO.
En este mismo sentido, se creó una serie de programas sociales denominados
Misiones Bolivarianas. Las que conciernen al campo de la educación fueron en
primer lugar, la Misión Robinson referida a la ya comentada alfabetización del
pueblo y al acceso a la educación primaria básica. En segundo lugar, la Misión
Rivas que tiene por objeto incluir a quienes no terminaron sus estudios
secundarios, sin importar edad. Consiste en el otorgamiento de 100.000 becas a
gente de bajos recursos que quieran terminar sus bachilleratos y se planifica
su inserción laboral en la estructura productiva del país. Finalmente, la Misión
Sucre garantiza el acceso a la educación universitaria formando técnicos y
licenciados a través de planes de estudio de tres y cinco años respectivamente.
La base de esta misión es el carácter estratégico de la educación superior para
el desarrollo humano integral.
Otra de las políticas con fuerte énfasis en la primera infancia durante el
mandato de Chávez fue la creación de los denominados Simoncitos en el marco de
un proyecto de educación inicial
de calidad y de atención integral para los niños y niñas entre cero y seis años.
Los Centros de educación Inicial Simoncito atienden a los niños que están en la
fase maternal y en la preescolar. Ofrecen además orientación a madres
embarazadas y cuentan con espacios físicos con infraestructura acorde a las
necesidades de la población que atiende.
En síntesis, existe un claro avance en la promoción de una educación
emancipadora extensiva a todas las franjas sociales. El desafío ahora es
mantener las estructuras que ya echaron cimientos en el pueblo venezolano y
fortalecerlas con la voz de los que hasta hace una década estuvieron acallados.
Apoyamos la lucha para seguir ampliando los derechos conquistados y que sean
ejemplo y reflejo para el resto de Latinoamérica.
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