¡Qué mejor momento para que actores de la sociedad civil como ALOP, que se encuentran justamente reflexionando sobre el tema del poder, puedan integrar en su análisis enseñanzas aportadas por los últimos datos que nos brinda el caso WikiLeaks! Esa es la orientación que debiéramos tener ante lo ocurrido: más que nada reconocer los aspectos pedagógicos de esta experiencia.
Hay varias motivaciones para interesarnos por el caso. Primero, pocos temas impulsados por "actores no estatales" y "no mercantiles" han generado tanta preocupación, curiosidad y también encono a nivel global, que ha llevado incluso a que se generen amenazas de muerte al propio fundador de WikiLeaks, Julian Assange, a su familia y a sus abogados. Lo que en todo caso, si bien no era nuevo en su entorno profesional, lo novedoso es que éstas ahora provienen de esferas de poder muy serias, como la derecha, las élites y los militares norteamericanos, y actores políticos y medios de comunicación del Norte.
En estos momentos el propio Julian Assange está preso en Inglaterra y, Bradley Manning -quien es acusado de filtrar el video que muestra como desde un helicóptero norteamericano se asesina a unos 10 civiles en Afganistán-, se encuentra esperando un juicio marcial.
Adicionalmente a esto, un hecho grave para la libertad de expresión es que se han involucrado en el tema gobiernos poderosos que presionan para "censurar" sitios en Internet o medios que publiquen cables (no deseados) de WikiLeaks.
Son variados los análisis que a nivel internacional están teniendo las filtraciones divulgadas por WikiLeaks. Tanto la difusión de los documentos del gobierno norteamericano, la selección de ellos, como las reflexiones, las tomas de posición del mundo político internacional y el análisis del fenómeno, corresponden a dinámicas todavía dubitativas, contrapuestas, y un debate internacional en curso. Tantas señales, donde los silencios son reveladores, y donde la transversalización de posiciones similares reflejan lo inoportuno y molesto que este fenómeno representa para el poder instituido
Variados informes que apelan a supuestas "fuentes" confidenciales hablan de teorías de la conspiración, acusado de un lado de “bolchevique” y del otro de agente del Mossad israelí, o ligado con la mafia rusa, con los servicios secretos chinos y otros. Han surgido acusaciones de que pertenece más a la familia anarquista que a la de un “espíritu cívico inquisidor”.
El hecho sustancial sin embargo, es que WikiLeaks ha develado a la opinión pública internacional, uno de los focos de poder oculto más poderoso del mundo, el de la diplomacia norteamericana.
Varias aristas –a partir de este hecho-, están siendo debatidas:
Tenemos el papel de filtro que han jugado los cinco medios transnacionales que han sido elegidos por WikiLeaks para divulgar los 251.287 documentos del gobierno norteamericano. Serían -para algunos-, grandes conglomerados de poder económico, que aliados a medios de todo el mundo utilizarían esta información para atacar a los gobiernos más autónomos del Sur.
También tenemos el tema de la calidad de la información. Ésta sería información conocida, o al menos información de la cual se sospechaba. Sin embargo lo anterior, hay múltiples situaciones notables que resulta crucial que queden aclaradas para la opinión pública mundial: el propio asesinato de civiles en Afganistán, o la ayuda solicitada por el gobierno chileno al FBI por el llamado conflicto mapuche. Y muchos otros ejemplos pueden ser enumerados.
¿Pero qué implica todo esto para la sociedad civil? Para analizar este aspecto menos divulgado es necesario destacar tres puntos polémicos que estarían en el marco teórico de Assange. Lo primero es la búsqueda de la transparencia, como utopía a ultranza. Esto nos lleva a debatir principios de la vida política como renunciar a los necesarios espacios de opacidad que requiere la actividad humana, y en particular, el secreto que requiere la actividad diplomática.
Assange sin embargo no está por mantener ese secreto, y ha manifestado: “El primer ingrediente de la sociedad civil es el derecho de la gente a saber, porque sin tal comprensión ningún ser humano puede elegir significativamente algo. El conocimiento es el motor de todo proceso político, de cada constitución, cada ley y cada regulación. La comunicación del conocimiento no tiene equivalente. Ella está viva y es única, demandando su legítimo lugar en la cumbre de la sociedad“.
Lo segundo es la declaración que el propio Julian Assange hace de la realidad actual, del poder oculto actual. Afirmando que éste tiene tal magnitud, que impone tres núcleos de superpotencias, la primera en USA, la otra en Rusia y la tercera en China, siendo la primera la más poderosa. Ésta es una de las bases de su pensamiento, la creencia en la existencia y operación de estructuras de un poder oculto súper poderoso, el cual al ser desentrañado y develado, puede ser afectado operacionalmente.
Lo tercero, es que el poder financiero especulativo, tiene tal capacidad de impunidad en la actualidad, que estaría destruyendo a la sociedad civil. Actores económicos estarían operando sin bases sólidas de control ni regulación. Esta afirmación se refiere a la relación entre el poder económico especulativo e ilícito, y la disminuida capacidad de la sociedad civil para enfrentarlo. En definitiva alude a la disparidad de poderes del que disponen ambos campos.
Esto esconde además, las distintas racionalidades de construcción de sociedad civil en la actualidad, el de las grandes ONG del Norte, especializadas, que operan con un fuerte marketing, pequeños equipos competitivos, y que se valen de legitimidades construidas sobre las bases de sus competencias más que de su representatividad, sobre la base de su operación en los intersticios del poder, más que en la construcción de tejido social y de su eventual movilización de masas. Un foco que no es el de la emancipación social tradicional, sino que una lucha política entre elites perfomantes.
De hecho, esta realidad hace una pregunta central sobre la cuestión de la incidencia y el poder: Hace varias décadas las ONG humanitarias, surgieron como fuente de acción para ayudar y aliviar a los pobres. Las siguieron las ONG de urgencia, que actuaban en situaciones de catástrofe humanitaria como guerras, desplazamientos forzados o desastres naturales.
Las ONG de desarrollo que enfrentaron temas de reconstrucción de tejido social, lucha por la democracia en contextos autoritarios, defensa de derechos humanos, en sus variadas dimensiones son un invento más reciente. Un paso importante fue dado cuando estas organizaciones internacionales optaron por actuar menos en la escala local y preocuparse por la escena de incidencia internacional, y afectar poderes globales, sobre todo en las negociaciones internacionales, en las grandes cumbres convocadas por Naciones Unidas en los años 90s, en la OMC, luego en temas ambientales globales, el cambio climático, los ODM, el financiamiento del desarrollo, la movilización por la pobreza en África y otras partes del planeta, los derechos humanos.
Se generaron éxitos, como tratados internacionales variados, y ganancia de espacios en la participación, cada vez más integrados por algunos actores sociales del Sur y del Norte, con derechos a voz en espacios institucionales de gobiernos y organismos internacionales.
WikiLeaks viene en esa historia a colocar un peldaño distinto: un pequeño grupo con un presupuesto relativamente bajo, pero con alta competencia técnica, inserto en alianzas poderosas incide sobre un aspecto crucial del mapa del poder global.
La pregunta entonces está lanzada para los actores sociales del Sur.
Lo que muchos esfuerzos de movilización han querido desplegar, desde el Foro Social Mundial hasta ONG globales y movilizaciones planetarias, WikiLeaks, que viene usando armas hasta ahora no empleadas, lo logra: obligar al “poder” a dar explicaciones.
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