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lunes, 29 de abril de 2013

Leonardo Boff "Papa Francisco: ¿promotor de la conciencia ecológica?"

boff 



Crece mas y más la conciencia de que entramos en una fase peligrosa de la vida en la Tierra. 

Nubes obscuras nos ocultan las estrellas guías y nos advierten eventuales tsunamis ecológicos-sociales de gran magnitud.

Nos faltan líderes con autoridad y con palabras y gestos convicentes que despierten a la humanidad, especialmente, a la élites dirigenciales, para el destino común de la Tierra y de la Humanidad y para la responsabilidad colectiva y diferenciada de garantizarlo para todos.

És en este contexto que la figura del Obispo de Roma, Francisco, podrá desempeñar un papel de gran relevancia. El explícitamente se relaciona a la figura de San Francisco de Asís. Primeramente por la opción clara por los pobres, contra la pobreza y por la justicia social, nacida inicialmente en el seno de la Iglesia de la liberación latino-americana en Medellín (1968) y Puebla (1979) ey hecha, según Juan Pablo II, patrimonio de la Iglesia Universal. Esta opción, bien lo vieron los teólogos de la liberación, incluye dentro de si el Gran Pobre que es nuestro planeta súper-estressado pues la pisada ecológica de la Tierra fue ya ultra pasada en más del 30%. Eso nos remite a un segundo punto: la cuestión ecológica, vale decir, cómo debemos relacionarnos con la naturaleza y con la Madre Tierra? Es en este particular que Francisco de Asís puede inspirar a Francisco de Roma. Hay elementos en su vida y práctica que son actitudes-generadoras. Veamos algunas.

Todos los biógrafos del tiempo (Celano, San Buenaventura, Legenda Perugina y otros) prueban "el tiernísimo afecto que nutría para con todas las criaturas"; "le daba el dulce nombre hermanos y hermanas de quien adivinaba los secretos, como quien ya gozaba de la libertad y de la gloria de los hijos de Dios". Recogía de los caminos las lemas para que no sean pisadas; daba miel a las abejas en invierno para que no murieran de frío o de escasez; pedía a los jardineros que dejasen un canto libre, sin cultivarlo, para que ahí pudieran crecer todas las hierbas, inclusive las dañinas, pues "ellas también anuncian al Padre de todos los seres".

Aquí notamos otro modo de estar en el mundo, diferente de aquel de la modernidad. En esta el ser humano está sobre las cosas como quien las posee y domina. El modo de estar de Francisco es colocarse junto con ellas para convivir como hermanos y hermanas en casa. El intuyó místicamente lo que hoy sabemos por un dato de la ciencia: todos somos portadores del mismo código genético de base; por eso un lazo de consanguinidad nos une, haciendo que nos respetemos y nos amemos unos a los otros y jamás usemos la violencia entre nosotros. San Francisco está más próximo de los pueblos originarios, como los yanomamis o los andinos que se sienten parte de la naturaleza que de los hijos e hijas de la modernidad técnico-científica para quienes la naturaleza, tilda como salvaje, está a nuestra disposición para ser domesticada y explotada.

Toda modernidad se construye casi exclusivamente sobre la inteligencia intelectual; ella nos trajo incontables comodidades. Pero no nos hizo más integrados y felices porque colocó en segundo plano o hasta recalcó la inteligencia emocional o cordial y negó la ciudadanía a la inteligencia espiritual. Hoy se hace urgente amalgamar estas tres expresiones de la inteligencia si quisiéramos desentrañar aquellos valores y sentimientos que tienen en ellas su nicho: la reverencia el respeto y la convivencia pacífica con la naturaleza y la Tierra. Esta diligencia nos alinea con la lógica de la propia naturaleza que se consorcia, inter-retro-conecta todos con todos y sustenta la sutil tela de la vida.

Francisco vivió esta síntesis entre ecología interior y la ecología exterior al punto de lo que San Buenaventura lo llamó de "homo alterius saeculi" "un hombre de un otro tipo de mundo", diríamos hoy, de otro paradigma.
Esta postura será fundamental para el futuro de nuestra civilización, de la naturaleza y de la vida en la Tierra. El Francisco de Roma debe hacerse el portador de esa herencia sagrada, legada por San Francisco de Asís. El podrá ayudar a toda la humanidad a hacer el pasaje de este tipo de mundo que nos puede destruir para un otro,vivido en anticipación por San Francisco, hecho de hermandad cósmica, de ternura y de amor incondicional.



* Traducción de José Mármol
Leonardo Boff es autor de La Oración de San Francisco por la paz, Vozes 2009.

Fuente: www.radioevangelizacion.org

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